…y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estas tres pero el mayor de ellos es el amor. Ec. 13:13
La historia comienza como esa popular canción de Juan Luis Guerra: “nos encontramos en la calle bajo el sol de primavera, y nos miramos cara a cara…”
Como cuento de hadas surgió el encuentro entre mi amigo Juan, si esta vez no voy a hablar de Juanita, quien a propósito conoce perfectamente esta historia. Juan conoce esa madura y preciosa mujer, que lo cautivó a simple vista, estando de visita en la zona norte del país. Como aguja en pajal, reconoce a Julia, esta humilde señora de pueblo, quien se deslumbra por las delicadas atenciones de este señor y que le permitió cortejarla durante meses.
En la primera vacaciones en el país Juan inicia una relación, que pensó sólo duraría ese verano, pero la inocente dulzura de Julia lo llevó a mantener el contacto vía facebook y teléfono por más de un año.
Gracias a la tecnología podían mantener una relación que concluye en un matrimonio con el fin de ya romper la barrera de la distancia, y como dice él, que ya cuenta 60 años, poder pasar los últimos años de su vida junto a la princesa de sus sueños y hacer realidad esa gran meta de todo ser humano: convivir con su amada. Pero, aquí coloquen música de suspenso, ambos no contaban con una bruja malvada, que cual cuento de Blanca Nieves o Cenicienta, sólo estaba al acecho para sembrar la bella relación con la manzana envenenada. No piensen mal, no había una tercera persona en la historia ombe, que no siempre las relaciones se ven marcadas por la infidelidad. Se vieron atacados por el consulado español en la República Dominicana, quienes han puesto todo tipo de trabas para que Juan no pueda hacer realidad el sueño de tener en su tierra de origen a su amada Julia. Y durante un café, en el que Juanita y una servidora compartimos las ultimas peripecias que tras ese permiso legal han librado nuestros amigos por unos cuatro años, ambas nos preguntamos: Cuanto dura un amor como el de Juan?
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