Algunas mujeres tienen lo que, no sé si llamar ventaja o desventaja, pero que podríamos denominar el “síndrome camaleónico”. Si, cambian su personalidad y gustos según la pareja de turno; y la verdad es que nos sólo llegan a confundir a todos los que se encuentran a su alrededor, sino que pienso que se confunden a sí mismas, al punto que a veces ya no recuerdan ni cuáles son sus gustos, hobbies, ni sus reales intereses. Lo que las lleva a que cada final de relación se convierta en una gran tormenta porque la pérdida termina siendo mayor, no sólo pierden una pareja, sino que con ella su comida, deporte, programas y lugares favoritos.
Mi amiga Juanita tiene la habilidad de cambiar de gusto a la misma velocidad que cambia de pareja, sólo por complacer a esta. Y cuando les hablo de cambiar de gustos, es que lo hace con tal facilidad y empeño que logra superar en habilidad y conocimiento del hobby en cuestión a la pareja que la contagió.
Y yo me pregunto, que siente un hombre que encuentra una pareja que de repente es, más que su alma gemela, su sombra o espejo; porque aprender un deporte forzosamente, en la mayoría de las ocasiones no te permite vivirlo con pasión. Adoptar los hobbies de tus amores de adolescencia es, en cierta forma, normal porque en este periodo se está formando tu personalidad, pero en la adultez ya estamos un tanto claras de lo que nos gusta y lo que no, cuanto podemos aguantar sin dejar ver nuestras realidad, o es que acaso en verdad nuestra realidad es cambiante?
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