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viernes, 21 de septiembre de 2012

Señales erradas!


A veces se hace tan difícil interpretar las señales que envían ciertas especies del sexo masculino, por lo que con frecuencia, cuando crees que estas avanzando en una relación, en realidad estas retrocediendo.
Particularmente yo, pienso que este tema debería ser una materia que deben dar como nivel básico de cuarto de bachiller y reforzar en el primer cuatrimestre de la Universidad, porque de ahí depende mucho el éxito en tu relación amistosa o de pareja, y a veces resulta sumamente difícil entender los mensajes o señales de humo que nos envían. Mi amiga Juanita no escapa de esta parte, aunque la verdad es que a ella le tocaría hacer un MBA o un Doctorado, porque ¡como falla la bendita!
Pienso que puedo hacer toda una saga de señales mal recibidas, pero en esta ocasión sólo les voy a relatar la ultima, que será suficiente para que me otorguen la razón, y aquí voy: Este nuevo chico conoce a Juanita en una de sus clases de finanzas para no financieros, desde el primer día la acompaña hasta el parqueo de forma muy amable, despidiéndose muy cariñoso. Al día siguiente, se encargó de guardar a mi amiga un lugar a su lado durante la clase, y en el descanso se dispuso a ofrecerle un refrigerio; bien hasta aquí, verdad?

Con ese tipo de detalles se pasó todo el diplomado, intercambiaron teléfonos, evaluaron lo “afín” que eran sus gustos, ojo que hasta ahora nadie ha preguntado ni ha hablado de parejas, por lo que en el grupo de chicas ya divisábamos la próxima víctima de Juanita.

Largas horas de conversaciones telefónicas, precedieron una invitación a cenar el siguiente viernes, en el restaurante seleccionado por mi emocionada amiga, la cual no titubeo en pasar por su tienda favorita a seleccionar un vestidito que la ayudara a pasar la prueba de la primera cita.

Ya es viernes, y una visita al salón en la hora de almuerzo complementaria el look para la noche perfecta, ya que su nuevo conocido comparte intereses con ella y reúne hasta ahora todas las cualidades buscadas por Juanita.

Llegó la noche y con ella el coprotagonista de nuestra historia, quien al desmontarse hizo gala de su elegancia y caballerosidad, y adicional su perfume invadió el espacio; al salir Juanita y llegar hasta el vehículo se percata que de este sale una despampanante morena, al momento que se escuchó: te presento a mi mujer, le he hablado tanto de ti. Y a Juanita sólo le llego a la mente: ¡Que cosa porque yo nunca escuche nada de ella!

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