Estudios internacionales
demuestran que los hombres tardan hasta 3 años en reconocer su disfunción
eréctil, situación que perjudica su relación de pareja y acentúa la fricción en
la relación, los problemas de comunicación y en muchos casos provoca la
separación y el divorcio. El hombre se siente humillado, le cuesta
concentrarse, se excluye de la vida familiar y social, pierde autoestima y
tiende a deprimirse. La mujer, por su parte genera sentimientos de culpa, se siente
menos atractiva, rechazada y triste por la pérdida de intimidad.[1]
Para revertir lo anterior,
los especialistas recomiendan que la pareja converse del tema, consulte con un
médico e inicien juntos un camino hacia la recuperación de su vida sexual. De
lo contrario, los episodios de disfunción eréctil podrían ser recurrentes y
cada vez más frecuentes.
La disfunción eréctil es un problema común de salud
que no es exclusivo de los hombres adultos sin embargo, la mayoría de ellos no habla
con su médico sobre este problema y aún cuando el 95% de los especialistas se
sienten cómodos hablando sobre el tema, durante la consulta no preguntan de forma
proactiva a sus pacientes.[2]
El
uso de preguntas de indagación en un tono jovial, sin sonar amenazantes, son vitales
para lograr la apertura del paciente con su médico. Muchos hombres con factores
de riesgo que tienen disfunción eréctil asociada a la edad, la presión alta, el
colesterol elevado, la diabetes o la depresión, desconocen que estas
enfermedades pueden afectar su vida sexual. Por esto es importante que el
especialista pregunte al paciente si la
disfunción eréctil es algo que le
preocupa o si quiere hablar del tema, en lugar de iniciar una conversación hablando
sobre las causas de su disfunción
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