En estos últimos días me he
sentido más aterrada que nunca por el exceso de información acerca del abuso sexual hacia niños y niñas
inocentes. Y me pregunto: ¿Qué pasa por la cabeza de todos estos maniáticos?
¿Que los hace inclinarse hacia la indefensión ?
Me aterra saber que los que están
llamados a proteger la infancia son los protagonistas de todas esas historias
de horror que pueden, no sólo marcar la vida de esa persona, sino de todos los
que lleguen a ser parte de ella. Vemos Pastores Religiosos, Padres, Tíos,
Padrinos, Maestros, Entrenadores...; y como si todo esto fuera poco, vemos
madres negociando con la vida sexual de sus hijas menores. No logro respuestas para mis preguntas,
porque cuando un líder de la iglesia logra justificar uno de los suyos, una
madre acepta dinero para ocultar una relación con una menor, una fiscalía deja
en libertad un pederasta, sólo me llega a la mente decir: "sálvese quien
pueda"
Los adultos, que aun tenemos conciencia
sobre la importancia de proteger a la niñez, debemos levantar voz de protestas
e instruir a los niños, que forman parte de nuestra familia y comunidad, acerca
de que "el adulto que te pide ocultar algo, no es tu amigo, Nunca debes
ser cómplice de ningún adulto, esto incluye a todos tus familiares cercanos"
.
No debemos promover los secretos
entre niños, como adultos responsables, debemos motivar a que comuniquen todo,
aunque entendamos que cometen indiscreción, es preferible enterarnos a tiempo.
La estadísticas hablan de que en la mayoría de los casos las madres tienen
sospecha o saben a ciencia cierta lo que está sucediendo y callan. Esto las
hace cómplices. En alto porcentaje los padres son responsables de lo que sucede
a sus hijos, a menos que sean víctimas de ataques criminales, con los pequeños,
por experiencia, no se debe confiar en Ningún adulto, debemos crear códigos de verificación.
Es hora de hacer algo para poner alto al abuso.
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