Suena a tanto, pero
cuando llegas parece tan poco. Durante este mes he celebrado, de diversas
maneras la llegada a mi Medio Siglo de
Vida. Pero sobre todo, este mes he recreado en mi mente un poema de Beatriz
Zuluaga que marcó mucho mi juventud, durante este mes ha martillado mi cabeza
la estrofa que dice:
Si preguntan por mí,
Diles que salí a cobrar la vieja
deuda
que no pude esperar que a la vida se le diera la gana de llegar a mi puerta.
Diles que salí definitivamente, a dar la cara sin pinturas y sin trajes el cuerpo.
que no pude esperar que a la vida se le diera la gana de llegar a mi puerta.
Diles que salí definitivamente, a dar la cara sin pinturas y sin trajes el cuerpo.
Y es que a esta edad,
esperar se me hace menos coherente. Este mes decidí comprarme flores, invitarme
a cenar, pasar un día en la playa con mi mejor amiga, viajar a pasar un fin de
semana con mi amor, compartir con mi familia y muy en especial con mi madre…
En
este mes he decidido ser piadosa y solidaria, primeramente conmigo, luego con
los que me rodean.
No es que los años me
hagan egoísta, es que me han mostrado la importancia de auto amarme y de
apreciar el valor de los demás a mí alrededor, pero no otorgarles la gran
responsabilidad de hacerme feliz. Esa responsabilidad es totalmente mía.
En este mes he sentido
días de extrema tristeza, algo que debo adjudicar a mis hormonas, pero también
he sentido una gran alegría, creo que mi actitud es la responsable de esta última
parte. Aun me siento una teenager, aunque ya no puedo bailar las horas que solía
bailar antes, pero aprecio más la música.
Sé que no me veo de
30, y no tengo la intención de verme así, porque serian 20 años de mi vida
perdidos. Y a decir verdad, conforme fueron pasando los años, me fui sintiendo
mejor conmigo misma, sé que algunos están pensando que inmodestia, pero lo digo
con toda sinceridad.
En esto 50 años he
tenido la dicha de verme cerca de la muerte, para aprender a valorar la vida.
De perder un ser muy querido, para aprender a cuidar más a los que tengo
conmigo; de sentirme triste, para valorar los momentos alegres. He pasado
momentos que me han enseñado a administrar mis recursos. He sido engañada por
viejos amigos, y ayudada por recién conocidos.
En fin, en estos 50 años
he crecido, eso sí me lo creen, ¿Verdad? Pero no ha sido en estatura, ese
crecimiento fue antes de los 12 años. He crecido en valores, conocimientos,
sabiduría, y humildad. Estos 50 años me han demostrado que si hay una pisca de
suerte en todo lo que logras, pero que también hay una gran dosis de esfuerzo
en todo tu éxito y que la vida siempre es cuestión de elegir. Yo elegí seguir
viviendo a plenitud y seguir construyendo mi propio castillo.
Gracias a todas y
todos los que me han hecho sentir tan feliz en este último mes a través de sus
mensajes, abrazos, llamadas, visitas, regalos… No sé si me queda mucho por
vivir, pero al igual que Neruda, “confieso que he vivido”.
Excelente reflexion, yo que te supero por un año y medio, entiendo perfectamente lo expresado y lo comparto. Yo decidi dar valor a lo que realmente lo tiene y disfrutar mas de las cosas simples de la vida. Las dificultades y problemas llegan solos....no hay salir a buscarlos. Un abrazo.
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