Translate

domingo, 28 de enero de 2018

¡La culpa es de las Venezolanas!

Si, las novelas venezolanas son las que han dañado el pensamiento de muchas mujeres de mi generación, que compraron el mito de que para ser felices, primero debían sufrir.
Es una gran alegría que la tecnología nos acerque cada vez más a personas que formaron parte importante de tu vida, pero que  por tiempo o distancia, no mantenían contacto frecuente. Gracias a esta misma tecnología accedes a conocer ciertas historias, y te parece increíble que aun en pleno siglo 21, todavía hay mujeres que entienden que los verbos sufrir y amar se conjugan al mismo tiempo.
Yo, definitivamente creo en el amor, y reitero, en el amor. No me gusta pensar que para alcanzar ese amor debemos primero pasar cierta calamidad. Quisiera pensar que la vida te pone pruebas, y que definitivamente tu labor es no dejarte hundir en ellas, sino buscar la forma de superarlas y seguir adelante.
Que hay muchas formas de amar, si lo acepto. Pero ninguna debe rebajarte a tu mínima expresión como persona. Toda manifestación de amor debe elevarte, hacerte sentir valorizada, importante, confiada, segura, deseada, protegida, acompañada. Si lo que estas sintiendo no tiene que ver nada con ninguno de estos adjetivos; entonces amiga mía, evalúe esa relación y saque conclusiones.
Volviendo a las venezolanas, alguien que me explique el chiste de pasarse cientos de capítulos sufriendo por un amor que, supuestamente nos corresponde, pero que mientras se divierte con cuantos mujerones encuentra en su camino, viviendo la vida loca, haciendo lo que le venga en gana, para unos capítulos después levantar cabeza y decir: Ah pero yo a quien quiero es a la pobre sufrida, que tal si le dedico el último capítulo o episodio de esta novela.

Nooo mis niñas, así nos es, ustedes pueden crear sus propias historias, cultivando el ser felices día por día, capítulo por capítulo. Apuesten por una relación que se construya cada día con una sonrisa y un fuerte abrazo. Con discusiones reales acerca de objetivos comunes, o las diferencias propias de ser individuos con sus propias ambiciones. Pero no discusiones que dejan muy claro que se está forzando algo que sencillamente no encaja.

Los argumentos de las novelas venezolanas son buen entretenimiento para los que están fuera de la relación. Pero es siempre bueno recordar lo que dice aquel autor: las buenas relaciones no tienen final feliz, sencillamente no tienen final.

2 comentarios:

  1. Excelente!!! 100% de acuerdo!!!! Sin desperdicios 👍

    ResponderEliminar
  2. Jajaja este está muy bueno.así es amiga, El complejo de heroína de telenovelas lo llevamos muy arraigado. Y no sólo ese sino el de la pobre que después se convierte en rica gracias al amor(una rama del chapeo) o la de la hija ilegítima que descubre a sus padres ricos. Todo es sufrimiento con una recompensa al final, ser sumisa, aguantar los cuernos, humillarse, porque esas son las mujeres buenas de verdad que con su amor y paciencia han logrado cambiar el mundo..... por cierto chequea 50 sombras de grey que un poco más de lo mismo

    ResponderEliminar