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lunes, 6 de mayo de 2013

Las cosas que me molestan de ser mujer!

La mayor parte del tiempo estoy feliz de ser mujer, y no porque ya no me quede de otra, sino porque de verdad tengo muchas razones para entender que es una bendición de Dios serlo.  Claro, hasta que te toca, en mi país, tratar con obreros o contratistas hombres para alguna reparación o remodelación.

Ahí es donde dejo de pedir paciencia, para pedir fuerzas, pero el Señor es muy sabio, sabe que si me da fuerzas también debe enviarme un buen abogado, porque pararía en la cárcel.  A todos los hombres que aprenden un oficio, aparentemente también le indican que la forma de ganar algo de dinero extra, es encontrar mujeres indefensas, que se vuelvan presas de su engaño con  juegos de palabras como: si ya está terminado, pero me faltan dos clavos que necesariamente toman dos días más.... ¡Cómo los odio!


O sea, además de lidiar con los amores engañosos, tenemos que calarnos a todos estos tipos, que sólo por su fuerza física, entienden que pueden engañarnos. Sé que a muchos hombres también les pasa que los plomeros, albañiles y ebanistas los engañen, pero son los menos.


En realidad este relato debería llamarse desahogo, y es que como ya mi amiga Juanita está un poco cansada de este tipo de cuentos, preferí esta vez compartirlo con mis lectores, no creo lograr que estos personajes cambien, pero puedo lograr sentirme mejor si puedo leer recomendaciones de que hacer a la hora de contratarlos.

1 comentario:

  1. hola solo te recomiendo que tengas por norma cuando trates con alguien que hace algo para ti pagar siempre después de realizado un servicio, y claro esta poner las condiciones claras y detalladas antes del pago.

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